Comentarios sobre el Programa Sectorial de Marina 2025-2030

Finalmente se publicó el Programa Sectorial de Marina 2025-2030. 

Si bien estos documentos encuentran -naturalmente- serias dificultades para aterrizarse en proyectos puntuales, lo cierto es que reflejan el pensamiento estratégico del Alto Mando de cara a su responsabilidad temporal y, en algunos casos, su visión de futuro más allá de la administración en curso. 

En este caso, el actual PSM hace un interesante análisis de la convergencia de fenómenos híbridos y tradicionales, y apunta hacia un horizonte con dos fechas claras: 2030 y 2045. 

Sobre el escenario marítimo nacional, el documento establece:

El entorno marítimo nacional se encuentra inmerso, a la vez, en una compleja interacción de amenazas híbridas, que combinan actividades ilícitas de la delincuencia organizada transnacional, riesgos ambientales y tensiones geopolíticas. La convergencia de estas amenazas compromete la integridad territorial, la seguridad energética y el bienestar de la población costera, demandando capacidades cada vez más sofisticadas de vigilancia, inteligencia, interdicción y respuesta operativa.”

El párrafo anterior bien pudiera aplicarse a todo el entorno marítimo global, donde a los fenómenos propios de la protección marítima (Maritime Security) como piratería, robo armado en la mar, pesca ilegal y no regulada, narcotráfico o terrorismo, se suman aquellos de tipo tradicional, como la competencia entre naciones, el reclamo de espacios insulares, la disrupción intencional de las líneas marítimas de comunicación, entre otros. 

El mar es, en todo caso, un espacio de naturaleza dual: por un lado, debe ser protegido y, por el otro, es un medio para la consecución de agendas de los estados. Con más de 3 millones de kilómetros cuadrados de Zona Económica Exclusiva y 11 mil kilómetros de costas, cuando en México se habla del mar, se habla de enormes potencialidades y, sin duda, de retos estratégicos.

De hecho, destaco que el primer objetivo del documento se enfoca nada menos que en potenciar el Poder Naval. En lo que hace a los medios propiamente navales (buques), la Armada se enfrenta al enorme reto de recuperar las capacidades operativas perdidas, ya sea por la disminución presupuestal para mantenimiento como por la suspensión, durante 6 años, del Programa Permanente de Sustitución de Buques. Tal como el documento establece, “la soberanía se garantiza mediante presencia constante…”, y esa presencia sólo puede ser disuasiva cuando es permanente y creíble: se requieren buques de línea (fragatas multi-propósito), buques de patrulla oceánica y costera, buques de apoyo logístico, así como también lanchas interceptoras. 

Sin un Poder Naval mínimo pero escalable, difícilmente México se consolidará como Potencia Marítima Emergente en el 2045.

En mi perspectiva, leyendo el documento en cuestión, percibo que los objetivos planteados hacia el 2030 son en realidad de tipo operacional, es decir, se presentan como procedimientos (ways) cuya consolidación sentaría las bases para la consecución de los objetivos estratégicos (endshacia el 2045: consolidar a México como “Potencia Marítima Emergente”. No digo que los objetivos planteados para el final de la presente administración sean poco ambiciosos, todo lo contrario, sino que deben entenderse como parte de un esfuerzo mucho más estratégico que apunta hacia un horizonte de más de 20 años. 

Aunque el documento no está construido así, veo tres grandes pilares dentro del racional programático del mismo: el desarrollo de los puertos mexicanos (los más relevantes) como nodos eficientes de comercio y articuladores de las cadenas logísticas nacionales e internacionales; la construcción naval (ligada al impulso al talento humano y la tecnología nacional de cara a una menor dependencia extranjera) y la consolidación de procesos de planeamiento a largo plazo de tipo y de articulación inter-institucional.

Sobre el último punto, destaco la “…consolidación de la Comisión Intersecretarial para el Desarrollo Marítimo (CIDEMAR) presidida por la Secretaría de Marina…”, un organismo de gran potencial que serviría de centro de gravedad de las políticas, programas y proyectos enfocados al desarrollo integral de todos los sectores que integran el Poder Marítimo Mexicano. 

Todos conocemos, sin embargo, que el gran reto para la consecución de cualquier Programa Sectorial radica, principalmente, en la disponibilidad de recursos económicos. En ese sentido, el propio documento deja entrever la relevancia que la Secretaría otorga a la cooperación público-privada; algo que no suele verse de forma tan explícita en documentos de este tipo. 

En ese sentido, la definición de proyectos de desarrollo portuario y construcción naval (o quizás conjuntosa manera de proyectos tipo off set) entre la Secretaría de Marina y socios privados de probada capacidad técnica y de cooperación internacional, se antoja como la única opción para avanzar en los objetivos planteados. Sin embargo, dada la relevancia estratégica del dominio marítimo, la Secretaría habrá de ponderar correctamente con quién es más transitable -y menos riesgoso- este tipo de alianzas, de tal suerte que éstas garanticen un margen de maniobra -mínimo, pero necesario- para el estado mexicano de cara al futuro. 

Los proyectos portuarios y de construcción naval son, ni más ni menos, proyectos geoestratégicos: soy de la opinión de que buscar estas alianzas en Europa nos ofrece una buena ventana de opciones y relativa independencia, sin romper con nuestra permanencia al espacio geopolítico norteamericano. 

Por su parte, los socios privados deberán entenderse como coparticipes del desarrollo del Poder Marítimo Mexicano hacia el mediano y largo plazos, y no únicamente como proveedores de tecnología, procesos o capital humano. 

Me parece que, en ese punto, el documento lo deja entrever con claridad: construir un Poder Marítimo requiere tiempo, alianzas estratégicas e inteligentes, así como soporte político y social. 

Sin duda lo anterior es una tarea monumental para la Secretaría, más si se toma en cuenta la ampliación de responsabilidades que, a mi parecer, la han alejado de su verdadera razón de ser: proteger nuestros mares y consolidar su desarrollo.

El documento, para su análisis, puede accederse aquí, directamente del Diario Oficial de la Federación:

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